martes, 5 de mayo de 2009

Extra: Nuestro Sistema Inmune.

La Dra. Gloria Bertha Vega Robledo, especialista en el Sistema Inmune y miembro de la Facultad de Medicina de U. N. A. M., accedió a hablarnos sobre nuestro Sistema Inmune y los mecanísmos naturales que tenemos para protegernos de los virus como los de las influenzas.
Nuestras preguntas fueron las siguientes ¿qué mecanismos tiene el Cuerpo Humano para evitar la penetración de un virus y su expansión?, ¿qué tan importante es una buena alimentación para mantenerse sano?, ¿qué tan efectivo es el consumo de cítricos y de vitamina C para evitar una enfermedad como la gripe? y ¿qué tan útil puede ser evitar el frío o las corrientes de aire?
A continuación escribimos su informada y amplia respuesta:
El virus para instalarse en el organismo, tiene que sortear varias barreras como son las anatómicas en las que tendríamos, además de lo que señalaré para la mucosa del aparato respiratorio, acúmulos de tejido linfoide como las amígdalas, sitio en el que se encuentran las células fagocíticas y los linfocitos.
La mucosa respiratoria (tejido que recubre a todo el aparato respiratorio) cuenta con cilios (pequeñas vellosidades) que ejercen un barrido de gérmenes hacia el exterior; células secretoras de moco, substancia que posee además enzimas y que envuelve a los elementos nocivos para su eliminación. Los reflejos como la tos y el estornudo favorecen la eliminación de los gérmenes; por lo que, se hace tanto énfasis en que hay que cubrirse para no esparcirlos, ya que las gotitas de saliva alcanzan a diseminarse hasta dos metros. Si el individuo se tapa la boca con las manos, ésta será una fuente de transmisión muy importante.
Tenemos además anticuerpos o inmunoglobulinas (en las mucosas, principalmente la A), que en éste caso no serían específicos para éste virus de influenza porcina, ya que es diferente y el organismo no ha estado en contacto con él para producirlos.
Si el virus continúa su penetración al aparato respiratorio se encontrará finalmente en los alveolos pulmonares a los macrófagos, células que fagocitan o ingieren a los elementos extraños o nocivos al organismo. Al ingresar un virus a una de nuestras células, que es en donde van a
replicarse, suceden dos cosas que nos protegen:
I. La célula inmediatamente produce, como parte de la inmunidad natural, una substancia (citocina) llamada interferón, que es secretado y bloquea la replicación viral en otras células; el interferón liberado, puede bloquear también la proliferación celular y activar a los linfocitos NK (asesinos naturales) para que destruyan a las células infectadas (algunos estudios han señalado que el virus de la influenza tiene cierta resistencia al interferón) .
II. Todas las células nucleadas del organismo (excepto neuronas) expresan en su superficie una molécula llamada MHC (complejo principal de histocompatibilidad) I, que son capaces de unir moléculas intracelulares y llevarlas al exterior, de ésta manera, si están infectadas por virus, pueden externar péptidos virales que son reconocidos como extraños por los linfocitos T, en respuesta el linfocito seleccionado que es citotóxico, dispara enzimas e induce apoptosis, mecanismos a través de los cuales destruye a la célula infectada.
Los fagocitos son células que se encuentran en la sangre y los tejidos, ingieren elementos nocivos entre ellos virus, lo que ayuda a eliminarlos del organismo; una vez en su interior, el virus es procesado y convertido en pequeños péptidos, los que en forma similar a la descrita en el párrafo anterior son llevados a la superficie por la molécula MHC y presentados al linfocito T que destruye al fagocito portador del virus.
Estos mecanismos inmunológicos pueden alterarse por: desnutrición, tratamiento con medicamentos inmunosupresores como los corticoides, radiaciones, quimioterapia, antibióticos, cáncer, diabetes, infección con HIV, senectud, enfermedades crónicas (renales, hepáticas)
Sí puede ayudar la ingestión de cítricos por la cantidad de vitamina C que contienen, ya que algunos estudios han mostrado que favorece la fagocitosis. Y el evitar exposición al frío tiene su razón, ya que se ha visto que bajas temperaturas (al igual que el cigarro) disminuyen el movimiento de los cilios del aparato respiratorio.

domingo, 3 de mayo de 2009

Conclusión.

La epidemia de influenza que afectó al país en esta temporada de Primavera nos ha dejado una experiencia digna de analizar. También, nos deja un doloroso saldo de fallecimientos y un cuestionamiento sobre la eficiencia de nuestros instrumentos de prevención de enfermedades.
Desde mi punto de vista, es claro que la reacción a la emergencia sanitaria de nuestras autoridades fue tardia, y sobre todo, movida más por el pánico, que por un conocimiento real de la amenaza. Dado que ya se habían presentado con anterioridad casos y fallecimientos con influenza porcina desde al menos dos semanas antes de que se diera la alarma sanitaria, las diversas autoridades involucradas debieron, al momento de alertar a la población sobre el problema, dar una información precisa y concreta sobre el virus que se enfrentaba y los medicamentos para combatirlo. Estoy convencido de que si hubieran tenido esa información, la alarma y quizá la cancelación de clases, no hubiera sido necesaria.
En el primer comunicado, ni siquiera, se informa que se trataba de una Influenza porcina, y sólo se habla de influenza genérica:
“El virus de la influenza constituye una epidemia respiratoria hasta ahora controlada, cuyos síntomas son: fiebre superior a 39 grados. . ."
también queda evidente que no tenían los medicamentos adecuados en los hospitales, ni sabían cuáles eran los efectivos para enfrentar al virus
“Dotar a las unidades de salud con antivirales, antibióticos y material suficiente para disminuir el riesgo de contagio y comunicar. . ."
El 24 en la mañana, ya publicabamos en este blog: "Hay un brote influenza porcina en México, al parecer de tipo H1N1.", y más adelante dábamos con el antiviral: "El tipo de influeza A (H1N1) que tuvieron los enfermos en Estados Unidos es resitente a la amantadina y a la rimantadina, pero no al Tamiflu o Relenza." Aunque, aclarábamos lo que todos los especialistas han repetido recientemente: "Sin embargo, el virus podría volverse resistente al Tamiflu, . . ." Todo esto partió de una investigación de menos de 12 horas, contando horas de sueño, hechas por una persona sin conocimiento de la materia.
Por ello, me resulta sorprendente que las autoridades no hayan dado toda esa información desde el primer instante en que se dió la alarma, dado que ellos tenían conocimiento del problema desde semanas antes.
Inclusive debieron poner con antelación sobre aviso a todos los hospitales del sector salud de la existencia de este virus y de los medicamentos adecuados para tratarlos, y facilitarlos en caso que los hospitales no los tuvieran. Si esto se hubiera hecho, creo que se hubieran salvado vidas, y quizá la alerta a la población hubiera sido más equilibrada, y las medidas aplicadas menos drásticas.
Pero, a pesar de los yerros y omisiones de las autoridades para enfrentar la emergencia en un principio, hay cuestiones positivas que rescatar en este balance:
-nuestra red de hospitales funcionó en lo general bien para enfrentar la emergencia, y sacó a flote la complicada situación
-nuestro personal médico y de enfermería mostró su preparación y se desempeñó acorde a la circunstancia
-la ciudadanía aplicó mayoritariamente las medidas de prevensión, principalemente en los momentos más álgidos de la epidemia
-se hizo un énfasis en la importancia de la higiene para prevenir la propagación del virus

Considero que esta emergencia sanitaria, nos debe hacer reflexionar sobre el lugar prioritario que debe ocupar la salud en nuestros asuntos públicos. No sólo debemos tener laboratorios y equipo de punta para atender contingencias y para analizar nuevos virus y bacterias, sino también debemos tener hospitales no sólo bien equipados, sino también con medicamentos suficientes. Todo esto no se logrará, si no hay una inversión mayor y mejor en salud.

Con esto concluímos nuestro blog, que esperamos no tener que abrirlo nunca más, y que la próxima temporada de influenza estemos mejor preparados para enfrentarla, no sólo con medicamentos, sino también con una vacunación más amplia.

sábado, 2 de mayo de 2009

Reflexión Crónica V (Última y Fin del Show)

El festival de música Ollinkan es el más esperado por nosotros, es un festival anual de música del mundo, y cuya bandera son las culturas en Resistencia. Año con año, lo esperamos entre los meses de Abril y Mayo, y forma parte de nuestro calendario de felicidad.
Este año la primera semana fue dedicada a Holanda y vino una tropa amplia de músicos holandeses que nos deleitaron por varios días.
La presencia holandesa en México, transcurrió del martes 12 de abril al domingo 19 de abril. Nosotros asistimos a los eventos del viernes en el Centro de Tlalpan y en el multiforo Ollinkan que se encuentran sobre la avenida San Fernando, la cual es ampliamente conocida por alojar hospitales de alta especialidad, cerca de ahí se encuentra también el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, mejor conocido por el INER, que fue el hospital más saturado durante la epidemia de influenza.
Sin embargo, los días previos a que se produciera la alarma, nosotros sólo pensabamos en música y nos frotabamos las manos ante el banquete musical. Así, el viernes estuvimos hasta pasadas las doce de la noche escuchando música. Disfrutando de una ciudad cosmopolita.
El sábado no fue diferente. Aunque el escenario fue otro. El teatro de la ciudad. Escuchamos el blues con infuencia árabe del grupo holandés No Blues y de Congo escuchamos los ritmos afrolatinos de Jimmy Omonga. La noche fue explendida y el lugar, el Teatro de la Ciudad, siempre resulta magnifico, ya que es uno de los teatros más bellos de la capital. Admirarlo es un espectáculo por si sólo. Las butacas del teatro son aterciopeladas y rojas, y a nosotros nos tocó en el segundo piso, a la izquierda del escenario.
Como dato anecdótico, recuerdo que alguién pasó una bolsa de nueces, y que la bolsa le dio la vuelta a toda la sección donde yo me encontraba, cuando llegó la bolsa de nueces a mis manos, yo no me había dado cuenta de donde provenía, y pensé que nos la pasaba el viejito de a lado con quien habíamos estado platicando, no miré bien lo que me daba, pero lo probé, no me lavé las manos, quizá las tenía sucias, no lo sé, la bolsa siguió su transito, y después la ví hasta la otra esquina de la sección, todos comimos, nadie se lavó las manos, nadie se preocupó de la gripe, ni de pavadas por el estilo, oímos la música y fuimos felices. El sistema inmune funciona de alguna manera, que todavía los especialistas no alcanzan a entender completamente, porque algunos se pueden enfermar y otras personas más expuestas no lo hacen. El azar juega también un rol, bastante importante en ésta vida, no podemos negarlo. La vida no es determinística, que hubiera pasado si ahí hubiera viajado la influenza porcina -¿no lo hizo?-, que hubiera pasado si caminando me hubiera cruzado con un estornudo -¿no lo hice? .
Ese fin de semana comenzamos lo que pensabamos iba a ser un maratón, no lo fue. El domingo en el conciertodromo Ollinkan cerramos sin saberlo el festival. Escuchamos cuatro o cinco bandas, todas holandesas, y el cierre fue el acostumbrado con una mezcla de artistas de diferentes grupos. Así, despedimos a Holanda de México.
Así, murió el festival Ollinkan. Ahora, que ha pasado el tiempo, que la alarma epidemiológica ha quedado atrás, tengo que reconocer que estabamos equivocados, que los negacionistas tenían razón, que el gobierno nos manipuló, nos jodió la felicidad, y todo por un virus al cual no supieron tratar, al cual no pudieron identificar rapidamente, al cual no pudieron combatir con Oseltamivir, y que en su lugar sacaron las armas mediáticas, como si fueran jeringas o antivirales, y lo único que aplacaron fue la felicidad, porque no estaban prevenidos, porque la gripe porcina fue el espejo de Texcatlipoca que asustó a todos los mexicanos que no supieron explicar con Ciencia lo que pasaba.
Malaya sea nuestra suerte que se jodió el Ollinkan.

Reflexión Crónica IV

En Semana Santa nunca salgo de la Ciudad de México, es la mejor época del año para estar aquí.
Miles de vacacionista dejan la ciudad y saturan las playas de la República. Sin embargo, para los adictos a este lugar, es el mejor momento para pasear y disfrutar. Las calles lucen semi vacias, y se puede llegar a todos lados a tiempo. Pienso que la ciudad sería perfecta así, con esa cantidad de gente, entonces sí tendríamos un vida de Primer Mundo. Una ciudad con servicios, movilidad y hasta orden vial.
Desgraciadamente, ninguna epidemia va a vaciar nuestra calles, y el D.F. en Semana Santa es un sueño utópico que ocurre sólo una vez al año. Para visitarlo, las fiestas católicas mayores son el mejor momento. El viacrucix diario termina cuando Cristo está en la cruz, no hay aglomeraciones salvo en Iztapalapa y en La Villa.
Hemos visto a los penitentes pasar algunas veces rumbo al cerro de la estrella. Este año no asistimos, pero la representación cada año es semejante, siguiendo la tradición de siglos: niños y adultos con túnicas negras, coronas de espinas en la cabeza, pies descalzos y cruces de diversos tamaños sobre la espalda suben hasta la punta, donde se lleva a cabo la representación de Viernes Santo.
La ciudad queda pues desierta de vacacionistas y de fieles, los paganos podemos ir al teatro, al cine, a tomar un helado, o todo junto pues tiempo nos sobrará. Ir de Norte a Sur usualmente una Odisea, se convierte en un paseo dominical. Esta Semana Santa fuimos un par de veces al cine, compramos algunas cosas en el centro y el tiempo se nos pasó relajadamente. Nada anormal.

Reflexión Crónica III

Realmente, estamos hechos de algo muy correoso o las leyes del azar están de nuestro lado.
Habitamos en la Ciudad de México y la disfrutamos cada día como no tienen idea.
Los sábados de cada semana vamos al Centro, estamos ahí desde las 2 de la tarde hasta que se hace de noche. Tomamos clases de idiomas, comemos, caminamos, vemos espectáculos callejeros, bebemos café o tomamos un helado. El fin de semana previo a que se diera la alerta de Influenza en La Ciudad, no fue diferente. Los fines de semana anteriores tampoco.
Realmente, habíamos esperado todo el año, con mucha ansiedad la llegada de la Primavera. Para nosotros la Primavera en la Ciudad de México es como salir de un capullo, como despertar de la temporada invernal fría y llena de smog, a una temporada de cielos claros y clima benigno. Este año las condiciones climatológicas fueron difíciles, hubo poco viento, demasiado calor y por tanto la contaminación atmosférica no cedió. Las múltiples obras viales, que la ansia electoral de los gobernantes multiplicó, tampoco ayudaron en mucho a despejar el aire. La garraspera insistente y las alergias son compañeras estacionales y con frecuencia permanentes. Sin embargo, nuestro animo para disfrutar la ciudad estaba por los cielos. Como cada Primavera nos preparamos para lo mejor.
Comenzamos con la noche de Primavera, que éste año coincidió con el Spring-Break norteamericano. Nosotros reservamos un cuarto de hotel en el centro de la ciudad, para estar cerca de la acción y no tener que preocuparse por el transporte en la madrugada para regresar.
Esa noche escuchamos a Susana Zavaleta en el centro de la ciudad, nos divertimos con sus parodias y voz operística. Al terminar, entramos al Palacio del Ayutamiento, donde presenciamos una representación teatral sobre la historia del Edificio que fue cuna de los poderes de la ciudad, desde Hernán Cortés hasta entrado el México independiente. En el salón de cabildos, vimos los retratos de los gobernantes de la ciudad, desde Hernán Cortés hasta Andrés Manuel López Obrador. No recuerdo ver a Marcelo Ebrard, pero seguramente sí estaba, sólo que no lo noté por lo gris.
La representación fue a lo largo de los pasillos del edificio y fue seguida por doscientas personas, los actores estaban vestidos a la usanza de la Colonia, y nos hablaban de serenos, calles oscuras y construcciones hidráulicas y de drenaje. Las epidemias también son actrices de nuestra historia local, y en cualquier representación no puede faltar. Pero, esa noche, nos enfocamos en el anhelo del pasado, la ciudad casi provincial, sus buenas cosas, sin olvidar algunas tragedias y pasiones intercaladas, que le ponen sabor a todo buen cuento.
Salimos y caminamos por la calle 5 de mayo, plagada de gente y de estatuas vivientes. Las estatuas vivientes eran de lo más diversas: un romano con su túnica y su hoja de oliva en la cabeza, un trabajador metalúrgico todo pintado de plateado, una santa muerte que leía el destino, un Judío que te escribía tu nombre en hebreo. Las figuras eran de lo más diversas y mi memoria me falla para recordarlas todas. Caminamos todo 5 de mayo, hasta los pies de la Torre Latinoamericana, la cual afortunadamente sigue llamandose así, y no World Trade Center o Sheraton Hotel.
Enfrente de la torre latino, y un costado del Sanborns de los azulejos, nos encontramos con la opereta rupestre, que representaba un espectáculo graciosísmo de Opera para niños. Yo detesto los espectáculos infantiles, quizá por lo simplón de la mayoría. Sin embargo, éste me encantó por lo cómico, no podía dejar de reirme. Había vuelto a mi infancia en alguna época en que el teatro guiñol y el circo nos divertía. Ya estoy viejo, nunca me gustaron los videojuegos. Nunca fui bueno con el Atari. Quizá debi haber nacido en otra época, en otro siglo.
Después, de haber terminado nuestro recorrido hasta eje central, nos regresamos por Tacuba, queríamos ver si había actividades en la plazuela del Museo Nacional de Artes. Ya no había nada ahí, pero bajamos por Tacuba hacia el zócalo y entramos al Museo Interactivo de Economía, ahí tocaba una Gran Orquesta, viajamos en el tiempo en la ciudad, tocaron temas clásico de Frank Sinatra, Alcaráz, Pepe Sánchez, y hasta Rock and Roll. Los muchachos de la nueva generación, también danzaron y saltaron a su modo. Nosotros bailamos como pudimos y los viejos dieron sus pasos con cache. Una pareja de bailadores profesionales se lucía en el centro de la pista.
Esto duró hasta pasadas las 2 de la mañana, y a regañadientes nos fuimos cuando terminó el espectáculo, habíamos pedido varias veces, otra, otra canción. Y nos habían concedido un par de veces.
A esa hora, ya teníamos hambre, y nos fuimos al café de la Pagoda, que todas las noches de la Primavera está abierto en la madrugada. Yo me zampé un chicharrón con chile verde acompañado de frijoles refritos, un café con leche y una rosca. Tenía otro huequito, pero no lo llené para no indigestarme. Eran las tres de la mañana, y caminamos de regreso al hotel, que estaba a una cuadra del zócalo rumbo a Santo Domingo. La fiesta ya casi había terminado y había menos gente en la calle. Si no me he largado de este país, son por momentos como estos. Por la libertad que siento en esta ciudad, por esa libertad que no se concede, sino que uno mismo se la da. Así, fue la noche de la Primavera de este año, como lo han sido las anteriores, como serán las siguientes, si no nos asustamos demasiado.

La última gráfica.

Esta es la última gráfica que se publica aquí. Y es una gráfica sobre cifras totales de decesos.
Al final de la crisis de salud en el país, eso es lo que queda, una cifra de muertos, que a pesar de ser maquillada y retocada no se puede borrar.

En los últimos días, hemos visto un baile de cifras confusas en los medios, y hacer una cuenta precisa resulta difícil, y quizá hasta sin confiabilidad científica. Por ello, dejamos de publicar gráficas hace 2 días.

Ahora, hacemos la última gráfica, con los datos más duros que se tienen, recabados de Google Maps, el cual a su vez, ha recabado sus datos de fuentes periodísticas.

El total de 196 muertes hasta hoy, corresponde a muertes por influenza confirmadas o sospechosas de poseer el virus de influenza porcina. Desgraciadamente, la lentitud con que se confirman los casos en nuestro país, hace que la cifra de muertes sospechosas de tener influenza porcina, sea más cercana a la realidad, que las cifras confirmadas.

Sabemos que una vez pasando la fiebre noticiosa ocasionada por la Influenza porcina, la gran mayoría de las muertes sospechosas quedaran en el olvido y no serán confirmadas jamás.

México desgraciadamente es una democracia disfuncional, donde pedir claridad y transparencia es un pecado. Nuestro actuar se rige todavía por comportamientos de la Edad Media.

Nuestra cifra de muertos se desgloza como sigue:

Ciudad de México 168 muertos
San Luis Potosi 14 muertos
EdoMex 2 muertos
Tlaxcala 1 muerto
Oaxaca 1 muerto
Tamaulipas 2 muertos
Aguascalientes 3 muertos
Nuevo León 1 muerto
Cancún 1 muerto
La Gloria, Veracruz 2 muertos
Dolores, Hidalgo 1 muerto

La mayoría de los muertos son en ciudades grandes, sin embargo, no queda claro cuántos de los muertos de la ciudad de México provenían de otras poblaciones cercanas del centro de la República, y los cuales fueron atendidos en los hospitales federales de la capital.
La ubicación y la localización puntual de cada fallecimiento o cada caso de influenza grave, tal y cómo se tiene en Estados Unidos con los casos sospechosos y confirmados de influenza, es importante para tener una información veraz y clara de la Epidemia.
¿Qué delegaciones o municipios fueron los más afectados? ¿Qué areas del país se cubrieron con fatalidades? ¿En cada Estado, qué regiones tuvieron casos?

En fin, hay muchas preguntas abiertas, pero aquí ponemos la última gráfica:


viernes, 1 de mayo de 2009

Reflexión Crónica II

Es indudable que el virus llegó para quedarse y tendremos que acostumbrarnos a vivir con él. No podemos vivir todo el tiempo ocultos en las catacumbas, tenemos que salir al aire libre, trabajar y sobre todo vivir. También, debemos dejar a un lado la paranoia, no podemos estar usando la máscara toda la vida. El fin del mundo, afortunadamente no llegó tan pronto. A pesar del calentamiento global, de la contaminación y de la depradación de la naturaleza, esto fue, un sustito. La vida es más fuerte de lo que creemos, y aunque nos empeñamos en destruirla, de entre la destrucción y la ascepcia resurge la yerba, de una semilla endeble se tiene un árbol vigoroso. Vida y Muerte forman parte de una dualidad que no se puede evitar. Nosotros seguimos aquí, somos afortunados, no sabemos por qué.
Miramos afuera el mundo a través de la ventana, los pajarillos son el preludio de una bella mañana, ellos no utilizan cubrebocas. Salgo a la azotea, boto el cubrebocas desde el quinto piso y lo veo caer lentamente movido por las corrientes de aire, el vacío es un mar de corrientes invisibles. El cubrebocas cae, por las mismas casualidades de la vida que podrían a uno tenerlo muerto o vivo, sobre los ojos de una señora, quien al descubrir el objeto en su cara, lo sacude con el mismo pavor, que si el mismo diablo la hubiera tentado. Alcanzo a esconderme, la señora alza la vista, buscando al "inconsciente" que le ha jugado la broma de mal gusto. Río, no se por qué, pero río. A veces, la risa es simple. Pienso, pobre señora, si yo tuviera la gripe porcina, ya estaría condenada.
Quizá hoy mi sentido del humor extraño, se deba a la mala noche de ayer, la cual no fue tan peor como las anteriores, pero tampoco tan mejor. El esposo de la vecina de enfrente, tosía y tosía. Su recamara es el cuarto contigüo a la nuestra. Para hacerse una mejor idea de cómo es esto, baste describir un poco donde habito. Vivo en el cuarto piso y último de un edificio de 52 años. En cada piso, hay dos departmentos, y uno accede por una escalera rectangular en medio del bloque de concreto que es el edificio. Una puerta queda enfrente de la otra en cada piso, salvo la nuestra que se localiza enfrente de un patiecito donde están los lavaderos y donde está la vivienda de la señora que se encarga de cobrar la renta. Pero, nuestros departamentos, como los de los demás pisos, aunque están separados de las puertas, tienen recamaras traseras contigüas, y si uno aguza el oído alcanza a escuchar lo que pasa del otro lado. Las paredes oyen.
El señor, es decir, el esposo de la señora, trabaja en Cancún, desconozco en qué, aunque seguramente en alguno de los múltiples empleos que se han generado en ese polo de "desarrollo" turístico que es Cancún. El señor llegó a principios de la semana, hace cuatro o cinco días, lo ví sólo el primer día cuando subí a regar mis plantas, estaba de espaldas, y no le di importancia al asunto. Después, oí algunos ruidos, reacomodos, cuando bajé, el señor ya no estaba en el patio.
No llevé tapabocas, pues no pensé que sería necesario llevarlo para subir a la azotea, abrí la puerta del patio común, donde todo mundo entra y toca, y me dio comenzón en la nariz, no pude evitarlo, me rasqué. Con esto de la gripe porcina, me he concientizado de ciertas actitudes que uno hace de manera automatizada, rascarse la nariz, tallarse los ojos, menearse los cabellos, etc. Así, que aunque sabía que había tocado lugares que todo mundo toca, no pude, en un instante, en una fracción de segundo, evitar rascarme la nariz. Me dio coraje, porque así eché al traste toda la precaución de días.
Esa noche supimos que el señor de enfrente tenía una gripe de esas, tosía y tosía hasta parecerse ahogar. También, supimos, aguzando el oido, que la hija y el hijo, en sus jóvenes veintitantos años, se habían ido. Sólo quedaron en la pequeña vivienda, el señor y la señora.
Al otro día, leía en el diario que a unos estudiantes en Nueva York, les habían diagnosticado influenza porcina, habían estado en Cancún.
Al enterarme, busqué febrilmente, casi porcinamente, algún indicio de influenza en Cancún. Ninguno. Seguramente, allá azota otra variedad del virus H1N1: La Fiebre Porcina Sólo para Turistas.
Mientras tanto, el señor, seguía tose y tose. Así, pasaron los días. Hasta hoy.
El señor ya se ve mejor, hoy vino su hijo mayor a visitarlo, platicaron largo rato, desayunaron juntos.
Mis plantas se secaron un poco. Con esto de la gripe porcina, me olvidé de ellas. Sin embargo, hoy las volví a regar y les instalé otra pantalla cubre sol. El cubrebocas que aventé quedó en la entrada de la panadería.